El colesterol es una grasa necesaria para que el organismo funcione correctamente. Sin embargo, si se descuida en las comidas o se ingiere determinados alimentos, puede provocar serios problemas de salud cuando su presencia en la sangre es más elevada de la que necesitamos y se acumula en las arterias.
Para una persona que cuenta con buena salud, el colesterol total debe estar por debajo de
200 mg/dlm, el Colesterol LDL o “malo”: por debajo de 100-120 mg/dl y el HDL o “bueno”, tiene que ser mayor de 45 mg/dl en mujeres y de 40 mg/dl en hombres.
Si los parámetros suyos no se insertan dentro de la media es preciso acudir rápidamente a un médico para comenzar un tratamiento en el que se rearme una nueva dieta y en donde debería hacerse foco en la actividad física.
Vale decir que las personas que sufren una enfermedad coronaria, diabetes y otras patologías deben ser mucho más estrictas con su control
Por tal razón es aconsejable:
- Ingerir frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y, por supuesto, dos litros de agua por día.
- Consumir las calorías adecuadas a nuestra edad, sexo y gasto energético.
- Limitar el consumo de grasas en los menús diarios, principalmente las saturadas. De hecho, su consumo no debe superar nunca el 10 por ciento.
- Aumentar el consumo de fibra no absorbible, que se encuentra principalmente en las legumbres, las verduras, las frutas y los cereales integrales.
- Evitar los alimentos, las bebidas y las comidas ya preparadas que contengan niveles altos de sodio
- Utilizar la sal con moderación.
- Realizar ejercicio físico frecuentemente. Como mínimo se debería andar todos los días 30-45 minutos a un ritmo alto, aunque lo ideal es incluir todas las semanas al menos tres sesiones de ejercicio aeróbico (correr, nadar, andar en bicicleta…).
- Promover hábitos cardiosaludables entre los niños y adolescentes, con especial incidencia en una dieta sana, la práctica de ejercicio y nada de tabaco
Fuente: Todo en salud
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